¿Y un aumento, cuándo?
Por “Talento Humano”, Diódoro Zúñiga B.
www.talentohumano.com.mx
“Sin ustedes, no seríamos lo que somos”, “son los mejores”, “para nosotros, lo más importante es el talento humano de nuestra fuerza de trabajo”, “nos sentimos orgullosos del compromiso y lealtad de nuestros empleados”: son frases pronunciadas por el jefe de la organización una y otra vez, en diversos foros al interior o exterior de la empresa.
Estos dichos suelen taladrar las emociones de los empleados, quienes se comprometen con su trabajo.
Dan lo mejor de sí; entregan el extra; buscan ser los mejores vendedores, administradores, consultores, ejecutivos, contadores, ingenieros… Los mejores empleados. Y lo terminan siendo.
Su entrega y pasión hacen de la empresa un negocio rentable, y abonan al crecimiento de la reputación e imagen del negocio.
¡Todo es maravilloso!… Hasta que a un empleado, seguro de la aportación que ha hecho, se le ocurre pedir una mejora salarial.
“Jefe, quiero pedirle un favor, ¿podemos revisar mi situación laboral?”, suele expresar el interesado.
Y la respuesta común es, no sin antes generar en el jefe un gesto de molestia: “Por ahora, no estamos en condiciones de subir sueldos, además, si hacemos eso contigo, tendríamos que hacerlo con todos”; u otra respuesta clásica: “Por ahora no, pero déjame considerarlo”. Pero ese déjame considerarlo nunca llega.
Las empresas que infunden en sus empleados el compromiso y la lealtad, lo que se traduce en mejores utilidades y rentabilidad para ellas, deben compensar la parte que le toca a cada trabajador en esos dividendos recogidos.
En otras palabras, es necesario que las organizaciones que claman que el talento humano es lo más importante para ellos de su fuerza laboral, lo traduzcan en un bienestar real para sus trabajadores.
Y más cuando el esfuerzo colectivo multiplica las ganancias día con día.
El mensaje para el empleado que se tatuó la camiseta de la empresa y da resultados, si después de insistir una, dos y hasta tres veces en una mejora salarial y no recibe respuesta favorable, es un signo inequívoco de que llegó el momento de cambiar de trabajo.
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