La relación entre el gobierno y los contribuyentes se encuentra condicionada, entre otros, por factores como la percepción ciudadana sobre el desempeño del primero. Múltiples son las razones que inducen a los miembros de una comunidad a no cumplir sus obligaciones, tales como insuficiente información, la desconfianza en el uso de recursos públicos o la falta de cultura sobre la importancia de la participación responsable.
No obstante, es trascendental entender que una sociedad sólo puede sostenerse cuando existe una relación de corresponsabilidad entre las autoridades y los ciudadanos. Las contribuciones son los recursos que el gobierno utiliza para promover el bienestar nacional, y la omisión o incumplimiento del pago de las mismas obstaculiza la acción gubernamental y debilita la dinámica social. La evasión fiscal e informalidad son claros ejemplos del deterioro en los principios ciudadanos, como el sentido del deber.
Es necesario impulsar una educación que concientice y restaure el sentido de pertenencia. Los patrones de incumplimiento ciudadano, como el establecido en la sociedad mexicana, pueden ser erradicados a través de la educación en valores e información sobre el beneficio que otorga la participación responsable en la construcción y desarrollo del país.
La cultura contributiva —entendida como el conjunto de valores que se manifiestan en el cumplimiento permanente de los deberes tributarios con base en la razón, la confianza y la afirmación de los valores de ética personal, respeto a la ley, responsabilidad y solidaridad social de los contribuyentes— proporciona los fundamentos para la transformación de las percepciones erróneas dentro de la sociedad.
Al mismo tiempo la cultura contributiva ayuda a forjar individuos conscientes y responsables de sus acciones sociales, que confían en sus autoridades y respetan la ley, consideran a sus mayores y son cuidadosos del medio ambiente, y contribuyen así al bienestar general.
La educación en cultura contributiva representa para el Servicio de Administración Tributaria un proyecto coyuntural a través del cual se puedan llevar a cabo iniciativas que ayuden a mejorar la relación gobierno-ciudadano y permitan formar una sociedad consciente de su responsabilidad social. Para ello se constituye el Programa Nacional de Cultura Contributiva, que —basado en valores éticos respecto al proceder social, y específicamente sobre temas fiscales— tiene como objetivo promover un proceso de cambio de actitudes y conductas ciudadanas, para concientizar a la población sobre su contribución responsable al fortalecimiento del país.
La educación en valores éticos sociales favorece la constitución de nuevas sociedades, donde se modifican conductas preestablecidas, y afecta la forma de pensar de los individuos, para formar ciudadanos comprometidos y conscientes de que sus acciones influyen en la dinámica de la comunidad en la que se desenvuelven.
La necesidad de educar en la formación del cumplimiento de las obligaciones ciudadanas es una demanda que el SAT ha incorporado a sus objetivos estratégicos. La iniciativa tiene como meta formar, en el largo plazo, una nueva ciudadanía, responsable, solidaria, consciente y participativa, que cumpla con sus obligaciones de forma cotidiana.
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