Cuando el gobierno de Peña Nieto entró en guerra comercial con Estados Unidos el pasado jueves, no todo el mundo en México se llevó las manos a la cabeza.
Los aranceles con los que respondió México para ciertos productos procedentes del vecino del norte, entre ellos la manzana, pueden tener, sin quererlo, un efecto colateral positivo en este sector de la economía mexicana.
“Vemos (la imposición de aranceles) favorable para los productores de manzana. Si se conservara por largo tiempo, esto incentivaría la producción e inversión nacional”, comentó Elier García Domínguez, presidente de la Unión Agrícola de Fruticultores de Chihuahua (Unifrut), estado que en 2016 aportó el 81.8% del volumen nacional recolectado de manzana.
A los productores, señaló, les gustaría incluso que la medida se mantuviera a largo plazo, en vez de quedarse en una mera represalia a la imposición de aranceles al acero y el aluminio por parte de Estados Unidos.
Mercado históricamente controvertido
La fuerte competencia con la manzana americana ha sido una de las consecuencias de la apertura de los mercados que trajo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
En los últimos años, los productores mexicanos padecieron la versión más negativa de la globalización, lo que llevó a Unifrut a denunciar en repetidas ocasiones prácticas de competencia desleal.
En 2014, por ejemplo, esta asociación solicitó a la Secretaría de Economía el inicio de una investigación por discriminación de precios sobre las importaciones de manzanas estadounidenses.
Información de Forbes