El Sistema de Ahorro para el Retiro cumple quince años de existencia este 2012. A diferencia de otros países –como los europeos- que están teniendo profundos problemas fiscales para hacer frente a sus compromisos pensionarios, México cuenta hoy día con un sistema sostenible que permitirá pagar las pensiones de los mexicanos en el largo plazo.
Este sistema tiene hoy día recursos superiores al billón seiscientos cuarenta mil millones de pesos, equivalentes a 12% del Producto Interno Bruto del país, que son propiedad de más de 46 millones de trabajadores. Muchos de estos trabajadores, si no fuera por su cuenta individual de ahorro para el retiro, no tendrían vínculo alguno con el sistema financiero formal y ahora tienen este patrimonio que es su propiedad privada, e incluso es heredable a falta del titular.
Esto no hubiera sido posible de no haberse llevado a cabo la reforma a la Ley del Seguro Social el 1 de julio de 1997, que dio pie a la creación del nuevo sistema de pensiones basado en cuentas individuales. Este esquema parte de la propiedad privada de las cuentas por parte de los trabajadores, las cuales se constituyen en parte esencial de su patrimonio, y están alimentadas por aportaciones tripartitas depositadas en una nueva figura de intermediación financiera, las Administradoras de Fondos para el Retiro (AFORES).
Las AFORES, empresas especializadas de fondos, trabajan día con día para maximizar la obtención de rendimientos durante los 20, 30 y 40 años que permanezcan invertidos los recursos en las cuentas, haciendo que los trabajadores obtengan una mejor pensión.
En su diseño y operación, el modelo del SAR tiene como prioridad la generación de los máximos rendimientos posibles para los trabajadores en el largo plazo, a fin de procurarles mejores pensiones. Al mismo tiempo, este sistema ha incentivado el crecimiento económico y el desarrollo del país al hacer disponible una cantidad antes inexistente de ahorro interno, para el financiamiento de empresas y proyectos productivos e infraestructura, tanto del sector público como del privado.
Adicionalmente, este sistema de cuentas individuales es mucho más equitativo que el anterior, porque los trabajadores que no alcanzaban las semanas mínimas de cotización perdían todos sus derechos, lo cual afectaba principalmente a los trabajadores de menor ingreso y a las mujeres, debido a los amplios periodos que, generalmente, ambos dejan de cotizar. En el Sistema de Ahorro para el Retiro los trabajadores reciben siempre el beneficio de su ahorro, incluso en los casos en que no alcanzan una pensión, ya que estos recursos son, en todo momento, de su propiedad.
El cambio de modelo pensionario fue en la dirección correcta, ahora sólo está pendiente una mayor participación de los propietarios de las cuentas para lograr un verdadero acercamiento del trabajador con esta parte de su patrimonio.
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