Por Elsa Ivonne Vargas Hernández | El Universal
Ser emprendedor no es un tema de género, pero sí existen diferencias en la forma que hombre y mujer comienzan un negocio. Ellas suelen ver en esta actividad una opción para cubrir una necesidad, como pasar más tiempo con la familia o convertirse en ‘cabeza’ del hogar. Ellos suelen emprender con una idea más precisa de qué nicho de mercado cubrir y qué rentabilidad representará el negocio a largo plazo, señala María del Carmen Bernal, Directora del Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección, del IPADE.
Las razones por las que conforman una empresa son diferentes, pero la presencia femenina en el desarrollo de negocios no pasa desapercibida. México ocupa el cuarto lugar de 20 países en América Latina y El Caribe por su impulso a la creación de micro, pequeñas y medianas empresas dirigidas por mujeres. El país tiene una puntuación de 60.2 de 100 en el Índice del Entorno Empresarial para Emprendedoras, realizado por el Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Este dato demuestra que la participación de mujeres en el universo emprendedor es importante, pero en su faceta como empresarias deben lidiar con una realidad: “la carga cultural que existe sobre el rol que necesita desempeñar la mujer, al formar una familia, le representa mayores retos al crear un negocio”, alerta la representante del IPADE.
Las mamás que crean un negocio tienen una gran fuerza de voluntad y la convicción de contribuir o asumir la manutención de la familia, reconoce Bernal. Pero eso no es suficiente, la mujer requiere fortalecerse en otras áreas, como crear redes de contacto que les facilite la tarea de ser mamá y empresaria al mismo tiempo.
Le falta fortalecer su networking (red de contactos) y una mejor organización de su agenda de negocios, subraya Concepción Galdín, directora de Área 31, departamento académico que gestiona proyectos de emprendedores en la escuela de negocios española, IE.
Un estudio de la asociación Mumpreneur France, señala que las mamás que empiezan un negocio suelen tener entre 25 y 40 años y experiencia laboral en un empleo fijo, antes de lanzarse a la aventura en solitario.
María del Carmen Bernal menciona que en México el principal detonante de las madres para emprender no necesariamente se vincula a contribuir con la economía familiar. Muchas mamás toman está decisión tras encontrar que las empresas donde laboran no cuentan con una política para balancear el desarrollo familiar con el laboral, lo que las orilla a emprender, pero sin conocimiento de un nicho concreto. “La poca flexibilidad de las empresas es un impulso de mom preneurs en el país”, afirma Bernal, y agrega que ellas deben trabajar en los siguientes temas, para fortalecer su faceta como empresarias.
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