Cada tres años se realiza en 79 países el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA), donde se califica a 600 estudiantes de 15 años en áreas de lectura, matemáticas y ciencias. En la prueba 2018, cuyos resultados fueron publicados este mes, se demostró que el 99% de los estudiantes mexicanos están rezagados en temas de educación, lo que los deja poco capacitados para ser líderes, pues sólo el 1% es capaz de comprender un texto largo y complejo, mientras que el resto sólo memorizan conceptos para pasar exámenes.
México obtuvo el puntaje más bajo del promedio de los países que pertenecen a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), pero más allá de alarmarnos, lo importante es aceptar que la educación tiene que evolucionar y dejar de educar a todos igual, si queremos formar líderes, se necesitan jóvenes estudiantes que piensen distinto y propongan soluciones para los problemas del futuro.
A nuestros estudiantes les hace falta interés por aprender, es urgente involucrarlos en actividades que los estimulen, enseñarlos a ser más independientes y curiosos. No basta con que sepan la teoría, hay que cuestionarlos y motivarlos con recursos tecnológicos, juegos y retos, donde se celebre la libertad de pensamiento y la capacidad creativa, elementos básicos en la formación de
Es urgente que aprendan la importancia de crear redes y colaborar con otros, sólo así sabrán identificar sus talentos y fortalezas para generar soluciones. Dejemos que los niños se ensucien para que comprendan qué hay debajo de la tierra y lo más importante: dejemos que se equivoquen y vean sus fallas como parte del camino de aprendizaje. Los líderes del mañana no serán aquellos que nunca fracasen, sino aquellos capaces de fracasar para luego levantarse.
Aquí explico tres elementos educativos que debe fomentar las escuelas y los padres de familia para formar niños y niñas independientes y creativos, que se transformen en líderes capaces e en el futuro:
1. Promover el amor a la lectura: en lugar de decirles qué leer, hay que motivarlos a que lean sobre el tema que más les guste. Además de leer, invítalos a compartir los momentos más emocionantes de la historia, aquello que mas les gustó, que compartan sus propias conclusiones, lo que pudo haber salido mal, lo que hubieran hecho distinto, lo que les pareció interesante o acertado. Así aprenderán a analizar y comprender el libro, podrán exponer, darle orden a sus ideas, compartir y conocer nuevos temas de interés a través de la literatura. Leer es una herramienta fundamental para empezar a desarrollar un pensamiento crítico y entender el mundo.
2. No infundir miedo a las matemáticas: más allá de cómo se enseñan las matemáticas, de cambiar el “memorizar” por “razonar”, hagamos que los niños se cuestionen y comprueben para qué sirven. Este ejercicio por más simple que parezca, les ayudará a encontrarle un sentido práctico a las matemáticas. Por ejemplo: cuántos habitantes hay en su ciudad, cuántos son hombres o mujeres, qué edad tienen, cuál será la probabilidad de que su equipo pase a las finales, cuáles son las medidas para una receta de cocina, cómo sacar un presupuesto si quiere ahorrar para comprar un juego o hasta saber de métricas para entender las notas musicales, si lo que aman es tocar un instrumento o cantar.
3. Enseñar sobre ciencia: los mexicanos usamos la ciencia constantemente y sin darnos cuenta, pero si se hiciera conscientemente y con una mejor aplicación para nuestro entorno, tendríamos mejores resultados. Con la ciencia podemos promover experimentos tan sencillos como hacer su propio “slime”, o tan complejos como un robot que ayude a mamá en casa o un instrumento para observar las estrellas. La ciencia nos ayudará a resolver los problemas del futuro y a encontrar alternativas para cuidar de forma inteligente al mundo. Los niños que creen que este conocimiento no tiene utilidad, no son capaces de ver más allá de un examen y ver el mundo de posibilidades que esto denota.
Debemos dejar de presionar a los niños a memorizar datos y empezar a darle sentido a su aprendizaje, dejemos de educar para pasar exámenes y realmente enseñemos conceptos e ideas que les funcionen para la vida diaria, por ejemplo:
- La experimentación: prueba y error.
- Compartir: entre compañeros con mismas capacidades, pero también con aquellos que son totalmente opuestos, sólo así se suma.
- Retarlos: vencer obstáculos para alcanzar niveles mayores cada vez.
- Incentivar la creación, incluso sin tener definido el proyecto final.
- Buscar alternativas para transformar cómo funcionan las cosas actualmente.
- Dejar que resuelvan problemas con las herramientas que tengan.
No se puede ser líder sin entusiasmo, es fundamental emocionar a los niños, ya sea realizando actividades colaborativas, dando voz a sus pensamientos, investigando, compartiendo, y poniendo en práctica sus ideas.
De esta manera le encontrarán un propósito a lo que descubran y se apropiarán del resultado por el cual trabajaron, incluso lo defenderán si es necesario, además, aprenderán a debatir con argumentos justificados.
Es el aprendizaje a largo plazo es el único que desarrolla las habilidades que necesitan para el futuro, ese que llaman “aprendizaje para la vida” es el que les enseña a pensar por ellos mismos, a crear, a ser conscientes sociales y emprendedores.
En México tenemos todo para ser una potencia creativa, solo hay que dirigirla de manera adecuada para que deje de ser solo el beneficio de unos cuantos y empiece a generar oportunidades para todos. Somos creativos por naturaleza, si logramos incentivar esa curiosidad natural con la que un alumno entra en primaria podremos impactar directamente en su desarrollo intelectual y emocional a futuro.
Fuente: www.entrepreneur.com