Por: Mariana F. Maldonado/El Universal
Muchos piensan que es una moda, pero la realidad es que la industria orgánica ofrece un ganar-ganar redondo.
Los productos orgánicos ofrecen no sólo beneficios a la salud o al medio ambiente, sino que fomentan mejores condiciones de comercio y de salud también para quienes se dedican a la agricultura. Es decir, esta industria ofrece beneficios para toda la cadena productiva, desde el agricultor hasta el consumidor final.
Sus números y su resistencia a las crisis económicas muestran su potencial. La agricultura orgánica es uno de los “subsectores más exitosos del sector agrícola mexicano”, lo que se puede demostrar al compararlo con otros sectores agropecuarios del país y demostrar que éste ha crecido a pesar de las crisis económicas, según explica el documento Experiencias de la Red Mexicana de Tianguis y Mercados Orgánicos, elaborado por varios académicos expertos en el tema, entre los que se encuentran Rita Schwentesius, coordinadora del programa de Integración Agricultura Industria de la Universidad Autónoma de Chapingo.
En este sentido, cifras citadas por este estudio demuestran que es un rubro que merece la atención no sólo ahora, sino en un futuro: “La superficie orgánica presenta un crecimiento anual superior al 33% y el empleo en el sector aumenta 23% por año mientras las divisas generadas crecen 26% anualmente”.
De 1996 a 2012 esta industria ha crecido anualmente a tasa de dos dígitos, tanto en superficie de hectáreas, como en materia del número de productores y de empleos directos.
De poco más de 21 mil hectáreas que había en 1996, para 2012 ya había poco más de 512 mil, por ejemplo, todo esto de acuerdo con datos del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias para el Desarrollo Rural Integral (CIIDRI).
¿En dónde quedó toda esta producción? A pesar de que México es el quinto productor orgánico del mundo según el CIIDRI, 87% se exporta.
Esto entre otras cosas, permite que esta industria a pesar de tener buenas cifras, no esté consolidada, según explica Raúl Moreno, gerente de calidad de Aires de Campo, una empresa pionera en este tipo de alimentos.
Según propias estimaciones, en el caso de México se atiende apenas a cinco millones de consumidores.
“Los productos orgánicos tienen mucho futuro y mucho que aportar en el sector orgánico. En México no hay un mercado y es un error desestimar un mercado de 100 millones de personas”, asegura Moreno.
¿Cómo deben ser?
Por su forma de cultivo libre de plaguicidas y fertilizantes, los productos orgánicos tienen más vitaminas y nutrientes que el resto y evitan el consumo de sustancias químicas.
Raúl Moreno, gerente de calidad de Aires de Campo, explica cómo deben ser.”Los productos orgánicos son proyectos sustentables”.
“Es decir, tienen que ser amigables para el medio ambiente, estar certificados y ser socialmente responsables, es decir, pagar el precio justo al productor por su trabajo y producto. Además, tienen que ser económicamente viables”, agrega.
Estos tres requisitos son esenciales para que un producto pueda jactarse de ser orgánico. Además, esta forma de cultivo ofrece beneficios al medio ambiente como el permitir la conservación de la fertilidad del suelo y la diversidad biológica así como un buen manejo de las especies del lugar.
Un punto que suele jugar en contra de estos productos es que siempre serán más caros que los convencionales, debido a que la oferta es limitada, los costos de producción son más elevados porque requieren, entre otras cosas, mayor mano de obra, un manejo y una distribución específica ya que los volúmenes suelen ser más pequeños, según da cuenta de las dificultades la Food and Agriculture Organization (FAO por sus siglas en inglés). Los principales mercados extranjeros para este tipo de productos son Estados Unidos, Europa y Japón.
Hay distintas formas de emprender en esta industria, según explica Miguel Duhalt, director de Inversiones en New Ventures México, una aceleradora de negocios sustentables.
“Hay quienes son productores. Otros como establecimientos, restaurantes, cafeterías, están enfocados a que su producto sea 100% orgánico y a ser un intermediario entre el productor y el usuario final; pero también hay quienes están tratando de desarrollar toda la cadena de valor para que el productor le venda al usuario final”, explica.
Ya sea la manera en la que decidas emprender, te decimos ciertas cosas de la industria que debes conocer para asumir el reto de ser 100% orgánico.
Falta de apertura del mercado. El crecimiento y la búsqueda de consolidación del mercado orgánico es reciente -la ley de productos orgánicos se publicó apenas en 2006 y su reglamento en 2010, por dar un ejemplo de qué tan nuevo es- a pesar de que se comenzó a producir alimentos sin pesticidas a finales de la década de los ochenta.
Para que un producto sea orgánico, se necesita que cuide el ambiente, pague el precio justo y sea económicamente viable, explica Moreno.
“Conjugar esas tres cosas y que al mismo tiempo se abran espacios para el comercio es algo que costó mucho trabajo. Ahora ya se abren con menos esfuerzo”, detalla el directivo.
En 2001, cuando comenzó Aires de Campo, era aún más complicado abrir un mercado tan nuevo.
Es un mercado de nicho. Los consumidores realmente cautivos con este tipo de productos son en realidad muy pocos, por lo que continúan siendo de “nicho”, coinciden Moreno y Miguel Duhalt, director de Inversiones en New Ventures México.
“La mayoría de la gente está más preocupada por llevar alimentos de bajo costo a su casa. Los alimentos orgánicos en ese aspecto. Los emprendedores pueden tener esta dificultad”, explica Moreno.
Un cliente podrá comprarte una vez arroz orgánico, pero lo más probable es que cuando se vacíe el frasco no vaya a comprarte para rellenarlo, sino que lo haga en algunos meses.
Sensibilización. Su compra no tiene que ver con el nivel económico, sino con la información y la consciencia que tenga el consumidor.
“Cuando muchas personas adoptan una forma de comprar se hace tendencia y eso no ha pasado en México. Muy pocas personas, incluso de niveles económicos altos lo hacen, es un tema de educación. Se necesita sensibilizarlas a que los productos son mejores y que les conviene más comprar un producto orgánico”, explica Duhalt, de New Ventures México.
Enfrentarse con lo nuevo. Debido a que al mercado todavía le falta desarrollarse, seguramente al emprendedor le tocará hacer por primera vez ya sea alguna certificación, importación o algún proceso que requiera materia prima y que no esté en el mercado nacional, por lo que los trámites se pueden tornar difíciles.
“Esto lo puede hacer complejo para los emprendedores”, explica Moreno.
Una de las claves, el plan de negocios. Duhalt, especialista de New Ventures, explica que éste debe ser integral.
“El modelo de negocios debe de ser innovador al proponer cómo llevar el producto al usuario final de una manera más eficiente. El precio va a ser mayor pero hay que buscar que haya cada vez más personas dispuestas a pagar más por un producto orgánico”, asegura.
Oportunidad en la diferencia. “En orgánico cuando te puedes diferenciar y desmarcarte de la oferta y la demanda, que es voraz, tendrás mayor estabilidad. Eso sólo se logra cuando tienes certificaciones”, explica el gerente de Aires de Campo. Por ejemplo, en la crisis de influenza, el precio del huevo orgánico de esta empresa no se modificó debido a las alianzas de precio con productores.
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